1.
Mis puntuaciones se asemejan bastante a las
establecidas por la autora:
-En la escala 1: creencias
centradas en el alumno, su aprendizaje y la enseñanza he obtenido una media
de 3.2 puntos, la media óptima que establece la autora.
-En la escala 2: creencias no
centradas en el enfoque centrado en el alumno sobre los alumnos he obtenido
un 2 y la autora establece como media óptima un 2.3
-En la escala 3: creencias no
centradas en el enfoque centrado en el alumno sobre el proceso de enseñanza y
aprendizaje he obtenido un 2.6 y la autora establece como media óptima un
2.4
2.
Está claro que los estudiantes aprenden más si
los profesores les animan a expresar sus creencias y sentimientos personales.
Es importante dedicar un tiempo a crear relaciones afectivas con nuestros
alumnos, a dejarles expresar sus vivencias.
Por otro lado, no podemos dejar de
lado a los alumnos que no muestran interés, tenemos que conseguir de algún modo
atraer su interés o al menos intentarlo, sino no seremos buenos
profesores. Para ello, es necesario
conocer a cada uno de nuestros alumnos, sino les conocemos, no podremos saber
cómo despertar su interés y cómo adaptarnos a sus intereses y necesidades.
Además, el profesor debe quererse y sentirse bien consigo mismo para poder querer a sus alumnos, debe estar
seguro y confiar de sí mismo. De esta forma no se sentirá inútil o disgustado
con los alumnos más difíciles sino que por el contrario pondrá más empeño y
dedicación y logrará que estos alumnos sigan adelante. Con esfuerzo y ganas se
puede llegar muy lejos. No podemos
etiquetar desde el principio a los alumnos: “este no vale”, debemos
poner las expectativas altas y no rendirnos, sino seremos malos profesores.
Somos responsables de lo que aprenden nuestros alumnos y de cómo lo aprenden.
En el aula debería primero reflexionar sobre lo siguiente ¿domino los
contenidos? ¿Sé como comunicárselos a mis alumnos? ¿Me siento seguro y capaz de
hacerlo? Si no estamos seguros de nosotros mismos y si no nos sentimos
confiados y capaces no lograremos enseñar bien a nuestros alumnos.
Una
vez analizadas estas cuestiones ya me puedo poner a pensar en qué conocimientos
previos poseen mis alumnos, qué estrategias concretas son adecuadas para
enseñar este tipo de contenido, cómo puedo guiar a mis alumnos para que
construyan su propio aprendizaje, cómo puedo motivar a los alumnos para
despertar su interés por el contenido, qué conceptos quiero que al final aprendan,
qué contenidos tienen mayor dificultad, cómo voy a evaluarlos, etc.
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